Demandan incrementos salariales ante el incremento inflacionario y que se detenga la automatización o semiautomatización de su labor, que amenaza sus puestos de trabajo.

Alrededor de 45.000 estibadores de la costa de EE.UU. y el Golfo de México se sumaron ya a una huelga general en demanda de mejores salarios y de frenar la automatización de dicha labor, que amenaza sus puestos de trabajo.

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El paro inició en la madrugada del martes pasado luego de estancarse las conversaciones entre el sindicato International Longshoremen’s Association (ILA) y la corporación USMX (US Maritime Alliance).

En las afueras de los puertos hay piquetes de trabajadores con carteles en los que puede leerse: «Las máquinas no alimentan a las familias» o «Codicia corporativa vs. derechos de los trabajadores».

A través de un comunicado, el presidente del sindicato, Harold Daggett, informó que los trabajadores exigen un aumento salarial de cinco dólares por hora durante los seis años del nuevo contrato para compensar los efectos de la inflación y los años de pequeños incrementos en los haberes.

Además, reclaman que la patronal de navieros USMX suscriba un acuerdo para detener la automatización o semiautomatización de grúas, compuertas y camiones portacontenedores, equipos que se utilizan para la carga o descarga de mercancías.

De acuerdo con Daggett, demandan un incremento salarial de 77 por ciento, pero la última oferta presentada por la empresa fue de 50 por ciento durante los seis años del nuevo contrato.

Se estima que los puertos con trabajadores en paro, que suman 36 y van desde Maine hasta Texas, manejan aproximadamente la mitad de los cargamentos de buques de todo EE.UU. Por el carácter estratégico de estos puertos, la huelga podría costar más de 2.000 millones de dólares al día.

El presidente Joe Biden pidió la víspera a trabajadores y empresarios que se sienten a dialogar y pongan fin a la huelga. Recordó que los empresarios del sector han obtenido beneficios de más del 800 por ciento desde la pandemia hasta hoy. «Están ganando decenas de millones de dólares; lo último que necesitan es sacar provecho de esto», afirmó.

Ante preguntas de periodistas, Biden dijo que su Administración no intervendrá y que no considerará la opción de aplicar la Ley Taft-Hartley de 1947, que le permitiría solicitar una orden judicial y suspender la huelga durante 80 días.

La huelga podría durar días, pero también semanas o meses. Según expertos, si llega a extenderse por varios meses podría generar escasez de algunos productos de consumo e incrementar sus precios.

A juicio de Jonathan Gold, vicepresidente de cadena de suministro y política aduanera de la Federación Nacional de Minoristas, la huelga podría generar incertidumbre incluso en los envíos minoristas durante la temporada navideña.

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